El plumaje de las aves
    Si alguien no iniciado en el mundo de las aves pudiese ver todas las que viven o pasan por la Península Ibérica, pensaría, seguramente, que en España hay más de 500 especies diferentes. Evidentemente estaría ante un error, pero éste sería comprensible, ya que la diferencia en el plumaje que existe entre las aves de una misma especie, podría conducirle a él.

    Machos que no se parecen para nada a sus hembras, normalmente éstas de plumaje muy diferente y más apagado. Jóvenes que distan mucho de parecerse a sus progenitores y adultos que se visten de gala para protagonizar los amoríos que corresponden a la época de reproducción. Así, veríamos aves como las gaviotas que necesitan varios años, con plumajes intermedios, para llegar al definitivo de adulto. Otros como los alcaudones, en los que los jóvenes lucen un plumaje muy diferente al de los adultos y que no cambirán hasta llegar a sus cuarteles de invierno en África. Carboneros y herrerillos jovencitos que tienen el plumaje mucho más apagado que sus mayores, o los machos de combatiente, que sufren una transformación considerable ante la reproducción. Y así, un gran porcentaje de aves.

    Os dejo algunos ejemplos en los que se puede ver esta diferencia, en algunos casos muy acusada y en otros menos.
Alcaudón común
    A la izquierda, un joven alcaudón común, a la derecha un adulto. Este jovencito, de la misma talla y aspecto que sus padres pero con un plumaje muy diferente, volverá el próximo año, tras pasar el invierno en África, con un traje nuevo, idéntico al de sus progenitores y dispuesto a perpetuar la especie.
Ánade azulón
    A la izquierda, una hembra de ánade azulón, con un plumaje muy adecuado para pasar desapercibida durante la época de cría, sobre el nido, donde es más vulnerable. A la derecha un macho de a misma especie, luciendo su llamativo cuello verde metalizado con el característico collar blanco.
Carbonero común
    A la izquierda, un jovencito carbonero común con un plumaje mucho más apagado que el adulto que tiene al lado. Unos tonos verdes y amarillos mucho menos intensos e incluso se le puede adivinar una cara más aniñada.
Curruca cabecinegra
    A la derecha un macho de curruca cabecinegra, con la cabeza de color negro, garganta blanca y anillo ocular rojo. A la izquierda la hembra, con el plumaje parecido a el del macho pero con la cabeza más gris.
Curruca capirotada
    A la izquierda la hembra de curruca capirotada, con su característico capirote pardorrojizo. A la derecha el macho, con el capirote de color negro. A menudo son considerados en el medio rural como dos especies parecidas pero distintas, la hembra llamada cabecirrubio y el macho, cabecinegro.
Escribano montesino
    El ave de la izquierda es un macho con su llamativo diseño facial sobre el color de fondo gris azulado de la cara. A la derecha un joven del año que nada tiene que ver con el adulto.
Escribano soteño
    En esta composición, tenemos un macho adulto a la izquierda con su diseño facial negro y amarillo y mentón de color negro. A la derecha, la hembra, con unos rasgos menos marcados y sin el mentón de color negro. En el centro, un joven que como podemos ver, no se parece a ninguno de sus progenitores salvo en el pico.
Herrerillo común
   A la izquierda, un herrerillo común adulto, con unos colores mucho más vivos que el joven que aparece a la derecha. Se aprecia muy bien en la cabeza.
Jilguero
   A la izquierda, un jilguero adulto, con la cabeza negra y blanca y el rostro rojo. A la derecha, un joven que carece del diseño en la cabeza de los adultos.
   A la derecha, una gaviota patiamarilla adulta que no se parece para nada al joven que tiene al lado. Además del color del plumaje, que es muy evidente, nos fijaremos en el color del pico y las patas.
Gaviota patiamarilla
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